miércoles, 31 de agosto de 2011

(11) Al "dolce far niente" en Koh Phangan



Lo dicho, nos fuimos de Ao Nang y tras un largo viaje en bus tomamos un ferry que nos depositó en Koh Phangan, una de las tres turísticas islas (las otras dos son Samui y Tao) del golfo de Tailandia. Y aquí estamos felices y relajados, entre palmeras y cocoteros, dedicados al "dolce far niente". Y de paso a comer pescadito (que no está mal), batidos enormes de coco, piña y banana y, en plan más alcohólico, mojitos autóctonos o "Mai Tai" al que alguno le ha tomado querencia....


Es una isla de cierto tamaño, la quinta en superficie de este país. Vive del turismo y se ha hecho famosa por sus fiestas de la Full Moon Party en la playa de Sunrise. Sus arenales son de los más aparente, aunque muchos tienen truco.



Y como nos hemos movido mucho y todavía nos queda la escapada a Camboya, hemos decidido tomarnos estos tres días de relax. Y lo más curioso, lo hemos cumplido. 


Pero, claro, en la isla no hay mucho que hacer y para verla, por tanto, hemos tomado el camino habitual: alquilar sendas motos, pese a las prevenciones que nos suscita la forma de conducir del personal, las carreteras y las noticias sobre accidentes.


De hecho las guías previenen contra los riesgos de utilizarlas dadas las carreteras existentes, con pronunciadas curvas, mucha arena y mucha anarquía.  Circula una leyenda sobre el "tatuaje de Koh Phangan" que son las heridas producidas por accidentes de motos. Nosotros no tenemos que lamentar ningún incidente a pesar de que las carreterillas se las traen, están llenas de arena y pendientes muy pronunciadas por las que bajas como en una montaña rusa. Eso sí, la isla está llena de clínicas y dicen que hay una ambulancia especial para estos casos, lo que tampoco es de extrañar: hay miles de motocicletas.


Gracias a las motos hemos podido recorrerla en gran parte y conocer sus espectaculares playas. 


Casi todas están llenas de "resorts" que no rompen el paisaje: suelen ser edificios bajos y mayormente cabañas, que llegan hasta el mar.


Suelen tener la playa casi privatizada, pero nadie te impide enrar y disfrutarla. 


En uno de nuestros paseos fuimos testigos de esta escena: la pesca de un enorme pez según ellos llamado "king fish".

  Su desembarco en la playa.


Y el posterior traslado al más puro estilo thai.


 Una de las curiosidades locales es la reventa de gasolina. Hay miles de motos y algunas gasolineras, por lo que florece un mercado consistente en la oferta de gasofa en litros que se expone en las carreteras. Hay decenas de estos puestos que le ganan unos 10 baths a cada litro (un cuarto de euro). Sorprendente para nuestros cuadriculados ojos occidentales.



 Y el truco de la playa: la de nuestro hotel, y las que fuimos conociendo, eran todas iguales: no cubre ni metiéndote 500 metros (no es exageración) y el agua es puro caldo a más de 30º. No lo vimos explicado en ninguna guía y pensamos que eran todas así hasta que llegamos a la playa del Full Moon. Para nuestra sorpresa, y alegría, cubría casi dos metros en poco espacio y el agua estaba fresca. Un placer que se unía al de su belleza.







 Cada luna llena, desde hace veinte años, se celebra aquí la Full Moon Party. Es un macrobotellón en el que llegan a juntarse hasta 30.000 jóvenes dedicados a beber en cubos mezclas de bebidas  (coca cola, red bull y ron, por ejemplo) a pintarse con pinturas reflectantes y en la que circulan drogas y pastillámenes por doquier. Se juntan mochileros de mil países. Ahora los locales tratan de explotar el cuento con la Half Moon para  seguir atrayendo a estos jóvenes, a los que alquilan habitaciones por un mínimo de tres días.


La fiesta se ha hecho famosa por la película La Playa y de ellas solo hemos visto fotos y un reportaje en la tele antes de venir, pero en la isla hay carteles por todos los lados para la próxima, el 12 de septiembre. Pese a ello, fuera de la temporada de plenilunio, la playa estaba esta mañana maravillosamente limpia y en ella nos dimos unos cuantos baños gloriosos e incluso comimos rollitos de primavera acompañados de Pad Thai (tallarines con pollo y verduras) en uno de los restaurantes situados junto a la arena. En la foto siguiente todavía era temprano y no se había levantado el personal aunque luego la playa estaba bastante animada, sin llegar a abarrotarse para nada.

  Por otro lado, parece que el tema de las drogas no es  aquí ninguna broma y vimos carteles advirtiendo del riesgo . En Tailandia los castigos son durísimos y la guía previene de ofertas de "maría" barata que llevan a la cárcel a quien las acepta.


En cualquier caso, con ningún problema de estos ni de otro tipo nos hemos topado. Y hemos disfrutado de un hotel, el Milky Resort, excelente, y con un personal en el que casi hemos hecho amigos, especialmente Mai, un encantador birmano del que acabamos de despedirnos. La guía dice que el restaurante es bueno, pero caro. Certificamos lo primero, pero ni mucho menos lo segundo: hemos cenado los tres días de maravilla a precios muy asequibles, pero mucho.


 La de arriba es nuestra primera habitación. Y como el agua no iba bien, nos pasaron a otra mejor. Abajo el restaurante, prácticamente sobre la playa. Y una imagen desayunando.


Y una vez recobradas fuerzas que tampoco es que hubiéramos perdido, mañana para Camboya. Un viaje complicado: ferry, tren a Bangkok adonde llegaremos de madrugada, otro a la frontera y en taxi hasta Siam Reap. Son más de 24 horas y esperamos que merezca la pena. Lo contaremos.

5 comentarios:

  1. El famoso extremo del Alcoyano F.C. que tiraba los corners e iba, a su vez, a rematarlos, no tenía moral ni voluntad alguna si vamos a comparar con vuestra virtud: motoreta, ferry, tren colonial, buses estrafalarios, canoas. bicis, motocarros... Jo!

    Dura es la profesión de guiri, gensanta!

    La valoración crítica otra cosa no es sinó verde envidia, hay que reconocer.

    Y pensar que mañana nos vamos, sin poder evitarlo, 15 días a Port de la Selva (80 km 1 h 25') Tedio, aburrimiento, sin otra oportunidad que el Cap de Creus, Cadaques, Cala Taballera, Roses, Ampuries y Sant Pere de Rodes.

    Ni motocarro, ni triciclo, tendremos. Y cada vez que necesitemos gasolina, Repsol sin otro remedio.

    ¡Courage, les amis!

    Un abrazo.

    C.C.

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  2. En Samil thang no os estresarías tanto pensando en los siguientes dias de ferry,tren y motonetas pero tampoco encontrarías tan facil la gasolina.
    Creo que no quereis ponernos los dientes largos y nos estais desanimando, con las carreteras malas,las playas con truco y ese sistema de transporte peculiar.
    Bueno ahora esperamos vuestras noticias camboyanas y a pasarlo bien.
    Un abrazo
    Rafa

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  3. Cuidadín con los Mai Tais y las fiestas de la luna no vayáis a protagonizar "Resacón 2; ahora en Thailandia", verdad, mami? jeje
    qué pasada de playas, increible, igualitas que en los folletos publicitarios de una agencia de viajes...y se os ve con unas caras de felicidad! no me extraña!! estáis muy guapos todos,
    muchos besos,

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  4. Yo que vosotros me esperaba a la próxima Full Moon Party a ver si salís en Callejeros!!
    Por lo demás: envidia cochina!
    muá

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  5. Chicos, lo vuestro es el regreso a la infancia. "Papá-Big" parece talmente el padre de Indiana Jones. Que conste Alfonso, que Sean Connery en aquella película todavía estaba como un queso. Ya ves, unos cruzando la selva en lianas detrás de la mona Chita, y otros "Pringaos-Big" incorporándose al curro después de unas vacaciones "para olvidar", porca vida.

    En serio, se os ve muy bien, aunque un poco creciditos para ciertas actividades (cochina envidia).

    Un beso y feliz remate del viaje

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