lunes, 22 de agosto de 2011

(6) En Ayutthaya, la antigua capital

De Kanchanaburi a Ayutthaya, siguiente etapa del viaje, optamos por desplazarnos de nuevo en taxi, como señores, algo que aquí cuesta poco simular a los europeos. Negociamos con una agencia y en un buen coche nos ofrecieron el trayecto en 2.000 baths, unos 50 euros. Thiep, en la foto con nosotros a la llegada, era un subcontratado y nada mas montar en su inglés elemental que hablaba como los indios mostró interés en saber cuánto le habíamos pagado a la agencia.


Lo cierto es que nos alegró las algo más de dos horas de viaje, aparte de crearnos preocupación en algunos momentos. En este país se conduce como se conduce, y la línea continua pensamos que es mas bien un adorno estético que otra cosa. De hecho, nada mas empezar se rió a carcajadas cuando nos pusimos el cinturon de seguridad . Lo mejor de todo fue cuando dirigiéndose a Alfonso  lo definió como "papá big". Después siguió diciendo en tono un poco compungido que en Tailandia "papá no big, mamá no big y children no big". El caso es que ellos son bastante más pequeños y nosotros tenemos problemas para colocar las piernas en los vehiculos. 
También nos llamó la atención que controlara la presión de los neumáticos con un medidor que no marcaba: lo hizo a ojo sin mayor problema... Nos habló de su familia, y con orgullo de unos de sus cuatro hijos, pensamos que el mayor, 'teacher en Bangkok".
Una vez en Ayuythaya optamos por movernos en un tuk-tuk ya que las distancias son grandes y el día especialmente bochornoso, lo que aqui no es decir cualquier cosa.


Ayuttayha, capital del reino de Siam durante 417 años (1350/1767) ofrece sólo restos de su antiguo esplendor con multitud de templos semidestruídos. Nosotros pensamos que por el paso del tiempo, ya que fueron construídos en ladrillo, pero según las guías fueron los enemigos quienes los destruyeron


El del Buda recostado, una imagen de gran tamaño, parecido al que vimos en Bangkok, es de los más conocidos.


Ha sido parcialmente reconstruido y su gesto resulta particularmente beatífico.


En cualquier caso, la ciudad ha sido justamente declarada Patrimonio de la Humanidad por sus tesoros artísticos.




De templo en templo nos llevó el taxista contratado, pues la única alternativa posible, por las distancias, era la bicicleta, pero el calor hacía imposible dar una sola pedalada.


Nuestro guía se fotografió con nosotros y se preocupó de  dejar apalabrado el viaje del día siguiente a la estacion de autobuses para viajar hasta Sukothai.


A lo largo del periplo vimos budas de todos los colores, tamaños y posturas. Las guías insisten en que los turistas guarden actitudes de respeto y es lo mínimo que podemos hacer dada la veneracion de las personas que vimos en los templos, muchas, quizas por tratarse del domingo.


En uno de los recintos unos japoneses nos hicieron esta fotografia con unas raíces aéreas de un arbol gigantesto del que parece emerger una cabeza de buda. Un cartel prohibía de manera expresa mantenerse de pie por encima de la imagen.


En muchos templos nos llamó la atención que varias torres  y construcciones aparecen más torcidas que la de Pisa, cosa que atribuímos a terremotos o al paso del tiempo, pero no lo tenemos claro.



Al final, cerca del río subimos a una torre de cierto tamaño que nos permitió dar una imagen con alguna perspectiva.


MERCADILLOS DE "GOURMET"

Al caer la tarde salimos a dar una vuelta por el night market y  luego al restaurante que nos recomendaron en el hotelito-guest house en el que estábamos.



Lo del mercadillo fue toda una experiencia: metros y metros de pequeños puestos con oferta de comida preparada "in situ".

Era de lo más atractivo y todo tenía un aspecto superapetitoso y limpio, pese a que éramos conscientes de que allí no había agua corriente ni tampoco frigorífico alguno. Es curioso que mucha gente se lleva las cosas simplemente en una bolsita de plástico atada con un nudo.

Teorizamos sobre como podrían hacer para conservar los productos y que tuvieran semejante aspecto, incluídas carnes y pescados. La oferta era grande y los thais compraban y compraban. Pensamos que deben cocinar poco en casa pues si no no se explica por qué hay tantos puestos de comida por todas partes.


El restaurante, Tai Son fue sin embargo otro cantar: junto al río posiblemente de lo mejor de la ciudad, con la vista de un templo al otro lado. Cenamos genial, como casi todos los dias, con un servicio un poco mejor, eso sí.
Y antes de irnos, una foto especial a dos salamandras, que las hay  de noche por todos lados (cumplen una función vital:  al parecer se comen los mosquitos) en una de las farolas del restaurante. 

 
  Y estas son umas imagenes de nuestro pequeño hotel, en Ayutthaya el Luang Chumni Village, con seis habitaciones solamente.




Tenia un diseño curioso, en el más puro estilo thai, con el baño debajo de la habitación. La siguiente es una foto del techo de la habitación.

4 comentarios:

  1. Que chulo todo menos la comida. Los ojos de mono con champiñones nunca me gustaron.

    Ayer también tuvimos monzones por aquí y eso que estamos lejos.

    Pasadlo bien. Alvaro

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  2. Pues sí que nos hemos acordado de ti a cuenta de la comida aunque es muy diferente que en Japón y ponen salsa de soja sólo ocasionalmente. El problema es el picante, pero llevamos un papelito mágico, escrito en Tai, y gracias a él conseguimos no atiborrarnos de guindillas. Bueno ya sabes que algunos son de muy buen comer,no como otros que aprovechan las vacaciones para quedarse en plan tipín. Besotes a los dos.

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  3. ¡Me encanta la foto de las salamandras!
    y qué hambre da la comida! ¿es cosa mía o parece que hay muchos tomatitos de diferentes clases? ÑaM!!!
    muá

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  4. Qué chulo el mercado, tiene todo un colorido...la foto de la farola preciosa, y estáis muy ghuapos en el restaurante junto al río!!
    besos!

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